Hola a tod@s. Hoy nos gustaría presentaros lo que será la portada y la contraportada de nuestro primer álbum de estudio: «Lo que está mal en el mundo». Creemos que ambas reflejan a la perfección aquello que intentamos transmitir con nuestras letras y junto a nuestra música.
La sociedad actual vive a un ritmo tan acelerado que, en muchas ocasiones, se nos olvidan las cosas realmente importantes. Aquello que, bajo nuestro punto de vista, debería ser prioritario y centrar la atención de todos los que convivimos en núcleos sociales.
Parece un tópico, pero esta idea encierra grandes verdades. La desigualdad, los poderes económicos desenfrenados, la política como eje de discordia y desencuentro, el elitismo social y lo peor de todo… la aceptación de todo ello en un bucle de normalización que el ciudadano acepta como norma. Que las personas asimilamos como algo que no se puede cambiar.
Nada más lejos de la realidad. Las sociedades son entes cambiantes, la convivencia se basa en el diálogo, el debate y el afán de mejora. Nada puede ser impuesto de una forma unilateral, por mucho que beneficie a determinadas entidades económicas, demasiado relacionadas con los estamentos habituales que ejercen el poder sobre los pueblos.
Por ello, hemos de ser conscientes de aquello que no está bien, de lo que se puede y debe cambiar. «Lo que está mal en el mundo», es una llamada de atención para todas aquellas mujeres y hombres corrientes que recorren sus vidas a lo largo de un camino que no reconocen. Un viaje cuyo itinerario debería depender enteramente de ellos mismos.
El título del disco es un homenaje a un fabuloso texto del escritor G. K. Chesterton que define a la perfección un problema social que aún nos acecha, pese a las diferencias lógicas entre su sociedad y la nuestra, debido al paso del tiempo y las percepciones morales de cada época . Unas ideas que comparten nuestras letras y nuestra música.
Sí, amigos, los rockeros también leemos. Y, como norma general, reflexionamos sobre ello. Os dejamos un extracto de aquel escrito, para que podáis comprobar por vosotros mismos que lo que estaba mal en el mundo todavía persiste.
«Los pobres (…) se encuentran tan presionados desde arriba, en submundos de miseria tan apestosos y sofocantes, que no se les debe permitir tener pelo, pues en su caso eso significa tener piojos. En consecuencia, los médicos sugieren suprimir el pelo. No parece habérseles ocurrido suprimir los piojos. Y es que sería largo y laborioso cortar las cabezas de los tiranos; es más fácil cortar el pelo de los esclavos (…) La lección de los piojos de los suburbios es que lo que está mal son los suburbios, no el pelo (…) y solo por medio de instituciones eternas como el pelo podemos someter a prueba instituciones pasajeras como los imperios (…)
Hay que comenzar por algún sitio y yo empiezo por el pelo de una niña. Cualquier otra cosa es mala, pero el orgullo que siente una madre por la belleza de su hija es bueno. Es una de esas ternuras que son inexorables y que son la piedra de toque de toda época y raza. Si hay otras cosas en su contra, hay que acabar con esas otras cosas. Si los terratenientes, las leyes y las ciencias están en su contra, habrá que acabar con los terratenientes, las leyes y las ciencias. Con el pelo rojo de una golfilla del arroyo pendreré fuego a toda la civilización moderna. Porque una niña debe tener el pelo largo, debe tener el pelo limpio. Porque debe tener el pelo limpio, no debe tener un hogar sucio; porque no debe tener un hogar sucio, debe tener una madre libre y disponible; porque debe tener una madre libre, no debe tener un terrateniente usurero; porque no debe haber un terrateniente usurero, debe haber una redistribución de la propiedad; porque debe haber una distribución de la propiedad, debe haber una revolución. La pequeña golfilla del pelo rojo, a la que acabo de ver pasar junto a mi casa, no debe ser afeitada, ni lisiada, ni alterada; su pelo no debe ser cortado; todos los reinos de la tierra deben ser mutilados y destrozados para servirle a ella. Ella es la imagen humana y sagrada; a su alrededor la trama social debe oscilar, romperse y caer; los pilares de la sociedad vacilarán y los tejados más antiguos caerán, pero no habrá de dañarse un solo pelo de su cabeza.»